
Equipos de investigadores en Washington, Zurich, Bruselas y de la FAO en Roma han realizado de manera coordinada un estudio, el cual, a partir de sus resultados propone limitar el uso de antibióticos en el ganado y las aves de corral, además de recomendar la reducción en el consumo de carnes y establecer un impuesto a la venta de antibióticos para uso veterinario. El trabajo se ha publicado en la revista Science de Septiembre del presente año.
Consideran que establecer estas restricciones resulta fundamental para evitar que las bacterias se hagan cada vez más resistentes a estos medicamentos, lo que desde el punto de la salud pública resulta gravísimo.
Investigadores han comenzado a hablar de la era postantibiótica en la agroindustria, esto debido a la creciente demanda de proteina animal a nivel global, lo que está obligando a los productores a mejorar los rendimientos, acortar los plazos para la cosecha y para lograr esto, obviamente, controlar la aparición de enfermedades y para ello, que mejor que los antibióticos para aquellos gérmenes sensibles a estos.
El aumento de la producción de alimentos se ha logrado en las últimas décadas en el ámbito vegetal gracias al uso intensivo de fertilizantes químicos y pesticidas, y en el pecuario, (incluyendo la acuicultura) gracias al uso, muchas veces indiscriminado de antibióticos. Práctica que es común en nuestro país y en muchos otros también.
Numerosos estudios, además del comentado al comienzo de esta nota, denuncian el grave y creciente problema que están, provocando estos nuevos contaminantes que en los últimos veinte años han surgido en forma de medicinas para animales como antibióticos, vacunas y hormonas para el crecimiento, las cuales pasan de las granjas a los ecosistemas y desde ahí a las fuentes de agua potable, contribuyendo a un aumento de las bacterias resistentes.
El Dr.doctor Luis Bavestrello, infectólogo y miembro de la Asociación Panamericana de Infectología ha señalado:.
«En los hospitales y clínicas se produce una verdadera presión ecológica de parte de estas bacterias que se hacen resistentes».
Esto significa que si en cualquier sala de un hospital hay determinada cantidad de bacterias resistentes, en el servicio de cirugía habrá un número mayor porque allí se usan más los antibióticos. Y esto será peor aún en la Unidad de Cuidados Intensivos, donde el uso de estos medicamentos es casi imprescindible, y si a esa realidad se le suma lo que ocurre con la industria pecuaria (Ganadería, Avicultura, Salmonicultura), la situación se hace cada vez más riesgosa desde el punto de vista de la salud pública
«Hace 20 años teníamos muy buenas armas para combatir las infecciones, pero hoy hemos tenido que reflotar antibióticos que habíamos desechado por su toxicidad, pero no tenemos otra alternativa», explica el Dr. Bavestrello.
Frente a esta preocupante realidad, la solución que parece fácil es prohibir el uso de antiicrobianos, pero eso es muy delicado y peligroso, pues la prohibición podría abri la puerta al tráfico de antibióticos, al desarrollo de verdaderas mafias como ocurre con otras sustancias donde hasta el crimen organizado hace su aparición.
La Ley Seca y sus consecuencias, nos deben recordar, que fue una medida que varios Estados han aplicado a lo largo de la historia, que consiste en declara ilegalizal la fabricación, consumo, elaboración, transporte, importación, exportación y la venta de alcohol. Al prohibir el consumo de alcohol y no brindar oferta a la demanda existente, la Ley Seca genera mercados negros y dinero negro, los cuales consiguen el licor en otros lugares donde se produce, lo introducen ilegalmente y lo venden para satisfacer tal necesidad a un precio más alto, debido a que en cualquier caso, la demanda sigue siendo más alta que la oferta.
La prohibición más importante y mediática fue la enmienda XVIII a la Constitución de los Estados Unidos, conocida como Ley Volstead, en 1917. Con la ratificación de esta enmienda, en 1919, quedó prohibida la manufactura, venta, transporte, importación y exportación de licores tóxicos para ser usados como bebida en los Estados Unidos y en todo territorio sometido a su jurisdicción. Esta Ley Seca no prohibía el consumo de alcohol, pero hacía el consumo difícil porque prohibía la manufactura, venta, y el transporte de bebidas alcohólicas. El alcohol continuó siendo producido de forma clandestina y también se importaba clandestinamente de países limítrofes. Esta prohibición provocó un auge considerable del crimen organizado, mafiosos estadounidenses como Al Capone hicieron millones de dólares mediante el tráfico y la venta clandestina.
No es mi ánimo comparar lo que se pretende hacer hoy día, respecto del uso indebido de antibióticos con las consecuencias de la Ley Seca. Sin embargo, debemos extraer lecciones de ésta, para evitar riesgos que posteriormente sean incontrolables. Una buena idea podría ser, enfatizar en la ética profesional y comercial, regulando en forma estricta por parte de la autoridad el uso adecuado de estas drogas que bien usadas, con profesionalismo y sabiduría, debieran ser una gran herramienta para mejorar la producción animal sin dañar la salud de la población humana.
Ahora, el tema central se transformaría en la necesidad de contar con un organismo rector fuerte que sea capaz de manejar la ética profesional, al mismo tiempo educar a sus profesionales. Es decir, la presencia de un Colegio Médico Veterinario, debiera ser un asunto urgente, toda vez que son estos profesionales los únicos que deberían prescribir estos medicamentos para su uso en animales de abasto.