EL MANEJO REPRODUCTIVO Y EL ENCASTE

 

En años Dleche le ha dado un espacio regular a la producción caprina, porque estimamos
que es una gran alternativa comercial y así lo han entendido una serie de emprendedores
que han encontrado en esta actividad, una forma de prosperar, generar trabajo, con
retornos seguros y con un trabajo técnico fino y moderno.

William Césped. Médico Veterinario

Uno de los ejes fundamentales en la crianza de ganado caprino es la implementación de un apropiado “Programa de Manejo Reproductivo”, cuyo objetivo principal sea obtener una alta tasa reproductiva, favoreciendo el crecimiento de los rebaños y asegurando la disponibilidad de nuevos animales para contribuir con los programas de mejoramiento genético, basados en una estrategia de selección de los reproductores y, por otro lado, en el descarte de animales una vez finalizado su ciclo productivo.

La especie caprina se caracteriza por su alta tasa reproductiva, un corto intervalo generacional, una prolongada vida productiva y una gran adaptabilidad a diferentes condiciones geográficas, ambientales y de manejo, que le permiten obtener elevados estándares reproductivos los cuales son tremendamente beneficiosos y están directamente relacionados con la sustentabilidad económica de las empresas caprinas.

En climas templados, los caprinos poseen una estacionalidad reproductiva concentrada en los meses de Otoño-Invierno, con un anestro estacional hacia los meses de Primavera-Verano. Bajo estas condiciones, la mayor tasa de fertilidad se presenta entre los meses de Febrero a Julio con una temporada de pariciones que fluctúa entre los meses de Agosto a Diciembre.

En términos de eficiencia reproductiva de los rebaños caprinos, la fertilidad puede estimarse a través del cálculo de la Tasa de Preñez (cabras preñadas sobre las encastadas) y la Tasa de Parición (cabras paridas sobre las preñadas), parámetros que debiesen acercarse idealmente a un 100 %. Una de las características propias de los caprinos es la alta frecuencia de partos melliceros y trilliceros, particularmente en hembras adultas y bien manejadas, estableciéndose otro parámetro de eficiencia reproductiva conocido como Tasa de Prolificidad (crías nacidas por parto), el cual debiese ser superior a un 150 %, en rebaños estabilizados y con apropiados sistemas de crianza.

En este sentido, los principales objetivos de los sistemas de producción caprina son obtener una alta tasa de parición, una alta prolificidad, un parto anual por hembra reproductora (reduciendo al mínimo la cantidad de hembras improductivas) y una apropiada tasa de reemplazo de animales, la cual puede fluctuar entre un 10 a un 20 % de acuerdo a la estrategia de crecimiento y/o estabilización de cada rebaño.

Existen numerosos factores relacionados con la eficiencia reproductiva de los caprinos, destacándose la fertilidad individual de los machos y hembras, la condición corporal y nutrición, la condición sanitaria, la edad, la raza y el sistema reproductivo utilizado. Por otro lado, la prolificidad de los rebaños caprinos depende básicamente de la tasa ovulatoria de las cabras reproductoras (IndiceÍndice de ovulación), de su edad y estado nutricional.

Dentro del ciclo productivo anual de los caprinos, una de las etapas más importantes a que hay que considerar es el inicio de la temporada reproductiva hacia fines del verano e inicios del otoño, con el encaste de los animales seleccionados para reproducción. De hecho, la decisión productiva y económica más relevante de adoptar por los productores caprinos es la fecha de inicio y término del encaste, pues según esto se desarrollarán las siguientes fases productivas tales como gestación, parición y lactancia.

Actualmente existen diferentes métodos de reproducción para los caprinos, siendo el más conocido el de encaste con monta natural donde se debe respetar la proporción de hembras a cubrir por cada macho reproductor, estimándose que debiese fluctuar entre 30 a 50 hembras por macho, dependiendo del sistema de crianza de que se trate. Sistemas productivos más intensivos incorporan algunas biotecnologías reproductivas tales como la inseminación artificial y la transferencia de embriones, dentro de sus programas de reproducción y mejoramiento genético.

En sistemas de producción de caprinos lecheros, donde interesa producir leche durante todo el año, se pueden utilizar metodologías de manejo que permiten modificar la estacionalidad reproductiva de los animales, tales como el manejo del fotoperíodo y el uso de protocolos hormonales (Melatonina). De esta forma se realiza encaste a contraestación y se obtiene una parición concentrada en los meses de verano, con lactancias que aumentan la disponibilidad de leche durante el otoño e invierno siguiente.

Dentro de las principales estrategias de manejo a realizar durante el período estival y previo al encaste de temporada, tenemos las siguientes:

  • Establecer un esquema de revisión y selección de los reproductores, donde se privilegien factores tales como la raza (o tipo productivo), la edad, presencia de líbidolibido, la reducción de los riesgos de cruza consanguínea, la condición corporal y el estado de salud. A modo de ejemplo, los animales de mayor edad, con baja condición corporal, pérdida de dientes, problemas de ubre, cojeras, mastitis crónica y afectados por enfermedades específicas tales como Linfoadenitis Caseosa, Orquitis/Epididimitis y/o Paratuberculosis, no debiesen ser destinados a reproducción.
  • Se debe contar con chivatos adultos para el encaste de cabras y machos jóvenes para uso en cabrillas de reposición, recomendándose el uso de monta natural y dirigida en caso de ser posible.
  • Aplicar un programa de vacunaciones, desparasitaciones y suplementación vitamínica+minerales, a lo menos con un mes de anticipación. En nuestro medio interesa realizar la vacunación anticlostridial, desparasitación interna-externa y la dosificación de vitaminas del complejo ADE.
  • Al menos unas 4 a 6 semanas antes del encaste, se debe ajustar el programa de alimentación de los reproductores, aumentando el consumo de materia seca y mejorando el contenido energético de la alimentación. Este manejo conocido como “Flushing” pretende mejorar la tasa de fertilidad de los chivatos y hembras, asegurando una mayor tasa de preñez y prolificidad. Para esto se debiese incorporar una proporción de alimentos concentrados energéticos (Ej. granos, cereales, alimentos concentrados comerciales especialmente formulados para uso en caprinos) y suministrar vitaminas ADE más una fuente de macro-microminerales para complementar la alimentación.
  • De acuerdo con lo anterior, se debe alcanzar una apropiada condición corporal de las hembras y chivatos, con un mínimo de 3 puntos, para iniciar el encaste natural y/o inseminación artificial.

Finalmente, debemos destacar la importancia que posee el establecimiento de programas de manejo reproductivo de los caprinos, basados en estrategias de manejo acordes a la realidad de cada rebaño y donde la identificación individual de los animales más el uso de tecnologías para el manejo de información resultan imprescindibles, especialmente en empresas que buscan mejorar consistentemente sus retornos económicos.