Grandes desafíos para «una sola salud»

Dr. Javier Burchard Señoret, durante una conferencia en Pekín.

One Health, se denomina en la actualidad a la salud de todo lo vivo. Tanto la academia como los científicos han llegado a considerar que la salud pública y la salud animal están absolutamente imbricadas, de tal forma que hay que considerarlas como una unidad.

Javier Burchard Señoret, es médico veterinario, chileno, egresado de la Universidad Austral de Chile y de ahí logró transformarse en un ciudadano del mundo de las ciencias pecuarias.
De paso por Chile, lo logramos entrevistar en Santiago durante un seminario sobre el agua, desarrollado en marzo en el Edificio Gabriela Mistral, oportunidad que conocimos su férreo discurso sobre el actual abuso de los antibióticos y sus graves consecuencias.

Javier, qué haces hoy en la Universidad de Paraná y cuál es tu formación académica que te permite estar haciendo lo que desarrollas hoy.

“Lo que hago hoy nace en la Universidad McGill de Canadá (de la que todavía soy funcionario) y en donde tenemos que aplicar su filosofía de mantener el contacto con los gobiernos, con la industria y con la academia. Ahí me desarrollé en los tres pilares universitarios: academia con la formación de alumnos, investigación desarrollando ciencia muy básica, y extensión a nivel rural con proyectos internacionales entrenando a los productores y médicos veterinarios en diferentes partes del mundo. Con el pasar de los años y habiendo pasado por diferentes sociedades, entendí de que todo está concatenado -la cosa holística de la que todo el mundo habla-, que cuando lo experimentas en forma tangible, te das cuenta de que efectivamente todas las cosas están conectadas desde el punto de la salud: si tocas un sector, afectas al otro, es decir, si tocas el ambiente afectas al humano, afectas a los animales y los animales afectan al hombre con la zoonosis. Por eso es que yo creo muchísimo en el concepto de salud única o One Health”, explica el profesional.

“Trabajando en China -añade-, me sensibilicé por datos numéricos más o menos concretos, de modelos que proyectaban lo que iba a pasar con el incremento de bacterias que se estaban haciendo resistente a los antibióticos. La resistencia a los antibióticos es un mecanismo natural de las bacterias y que existe hace muchos años. El problema es que la presión selectiva de esas bacterias con el abuso que se hace hoy de los antibióticos, ha creado que las poblaciones que son resistentes, aumenten demasiado. Este es un tema muy interesarse de hablar, pero referirse sobre él no tiene nada de innovador si no haces nada. El problema va a continuar su camino y es tan serio y complicado, porque involucra a muchos sectores. Pero la gente como que se asusta y no toma ninguna acción.”

Las súper bacterias serán una de las causas de muerte más importantes en la Humanidad en las próximas décadas.

¿Y qué es lo que se está haciendo al respecto?
“En la Universidad Católica de Paraná en Curitiba, formamos un grupo dedicado a la prevención de esto o a tratar de luchar contra la resistencia a los antimicrobianos. Para ello hemos tratado de reunir a la industria con la universidad, con el gobierno y las organizaciones no gubernamentales, porque es la única manera de enfrentarlo. Y hablo de toda la industria en general: la lechera, la de la carne, la farmacéutica, porque hay que convencerlos a todos, de que hay que ir en una dirección, que no hay otra alternativa que lograr el uso prudente de los antibióticos. A nivel de la literatura está muy claro que el abuso de éstos en el agro negocio, es uno de los factores que más está contribuyendo a la resistencia a los antimicrobianos. Es ahí donde hay un punto crítico, en el cual se puede actuar sensibilizando a los profesionales, a la gente que trabaja en el agro. También con políticas, porque hay que generar normas regulatorias que digan, por ejemplo, que no se puede usar tal producto como un suplemento de alimentación, que es lo que se hace frecuentemente hoy y no necesariamente para tratar una patología.

Eso fue lo que hicimos en Curitiba y ahora en febrero de este año, organizamos una mesa redonda de más o menos 40 personas, entre especialistas ingleses y del sector público, del gobierno federal brasileño, del gobierno estatal y de la industria importante inglesa, que se relaciona con la alimentación animal, la industria farmacéutica, más la Asociación de Producción de Proteína Animal, que engloba al sector completo de producción de suero y producción avícola. Fueron 40 personas, de un nivel muy alto, que analizamos el tema y la necesidad de juntarse e interactuar. Fueron dos días discutiendo con una participación muy activa (mejor de la que yo esperaba), tras lo cual vamos a proponer un proyecto, un plan de acción, para que cualquiera de los que participaron en esa mesa redonda, puedan ser parte de un consorcio que incluye a los Ministerios de Agricultura y de Salud del gobierno brasileño, la Agencia de Vigilancia Sanitaria, la Universidad de San Paulo, que es una de las mejores de Latino América hoy; la Universidad de Río de Janeiro, el Instituto Fio Cruz que es una agencia de investigación muy importante en Brasil; las industrias de la asociación brasilera de uso animal como la Brasil Food. Es un proyecto muy ambicioso, en el cual queremos que nuestra universidad sea un punto focal, para tratar de coordinar a este gran equipo que tocará todos los aspectos de la salud animal y que trabajará con médicos, veterinarios y con la gente que labora en el medio ambiente.

Están creando instrumentos que permitan detectar dónde están las bacterias resistentes en los alimentos, si encuentran una contaminación rechazarán toda la partida.

Esperamos buscar elementos no sólo de restricción del uso de antibióticos, sino que también nuevos instrumentos de diagnóstico para detectar dónde están las bacterias. Por ejemplo, si tú vas a vender un pedazo de carne, a lo mejor puedes testear si tiene alguna bacteria resistente a los antibióticos más modernos. Los estadounidenses y los europeos ya están implementando estos sistemas y también ciertas normas que si te descubren un producto así te lo van a rechazar completo.

La buena noticia es que este proceso es reversible. Los daneses tienen hace unas dos décadas un programa de control de los antimicrobianos, del uso, de las restricciones, que los veterinarios sean responsables con todo un aparato legal para esforzar este ambiente regulatorio. Ellos han logrado disminuciones de la resistencia a los antibióticos de la salmonella y otros coliformes con muy buenos resultados, o sea, que esto se puede revertir. La implementación de este tipo de programas, pueden disminuir el problema y, la verdad de las cosas, es que no hay una alternativa para continuar usando los antibióticos.”

El riesgo futuro es que muchas operaciones que se hacen a ojos cerrados, a futuro se generarán consecuencias por infecciones.

En este contexto, el especialista subraya en que el mayor problema que tienen los productores es que están muy acostumbrado a usar los antibióticos “y creen que si los sacan la eficiencia productiva se va a ir abajo. Pero en el fondo, los antibióticos son usados para encubrir un mal manejo sanitario, siempre ha sido así, y obviamente el problema es complejo porque está toda la industria de antibióticos que quiere vender más. La realidad actual es que la farmacéutica tiene que adaptarse vendiendo menos productos y un poco más caro”, recalca.

Javier Burchard es enfático en reiterar que resulta esencial la conciencia que toda la comunidad debe desarrollar sobre las consecuencias del uso indiscriminado de los antibióticos y que grafica con el siguiente ejemplo. “Si te van a operar de una cadera mañana y lo hacen a ojos cerrado, pero para prevenir cualquier infección te ponen un antibiótico como medida de precaución, el panorama es el siguiente: si ese antibiótico no es más efectivo significa que todas esas operaciones que hacen a ojos cerrados tienen un potencial de complicación mucho mayor y el éxito de esa operación empieza a disminuir, porque si te quedas sin las armas que necesitas, cuando corresponde usarlas de verdad no tendrás con qué hacerlo.
Una de las cosas que se ha descubierto en el agro negocio, es que el uso indiscriminado de los antibióticos está afectando mucho a todo el sistema. Ya se han descubierto en las explotaciones porcinas, por ejemplo, los famosos Campylobacter que son una zoonosis y lamentablemente ya se han encontrado en casos humanos con resistencia a los antibióticos. Pero no sólo eso, sino que también todos los componentes genéticos de esas bacterias resistentes, se filtran a través del medio ambiente, en las explotaciones de aves, en las explotaciones de cerdo y de la leche, escurren hacia los ríos y se han encontrado pescados con bacterias resistentes.”

Pero las evidencias que señala el investigador no sólo quedan en eso, sino que la situación parece ser más compleja. “Muestras de ríos de varios países han encontrado desechos hospitalarios y ese es uno de esos problemas serios que no hay alternativa más que afrontarlos con acciones concretas de concientización de la gente que trabaja en ese sector. Surge una vez más la palabra educación, educación de los médicos. Hay muchos que recetan antibióticos sin ninguna necesidad, o la gente va y compra antibióticos en las farmacias, hay un uso indiscriminado, totalmente innecesario. Insisto, es un tema interesante, muy fácil hablar y de decir para donde hay que ir; el problema es que la gente lo entienda y que tomen las acciones pertinentes como lo es el grupo como el que estamos armando.

En septiembre del año pasado, las Naciones Unidas declaró que este problema de la resistencia, tenía la misma trascendencia que la que tuvo la leche AIDS, a ese nivel. Una gran cantidad de países asumieron un compromiso de crear legislaciones y atacar el problema y hacer un plan nacional contra la resistencia de los antibióticos y Brasil está en este momento haciendo eso. Yo no sé si Chile tiene un plan nacional o si se sumó al programa de las Naciones Unidas, pero es una acción que va a tener que desarrollar muy pronto y el rol de los veterinarios es fundamental, sobre todo en materia de prescripción, ya que no se trata de tener un poder, se trata de ser responsable, con una obligación profesional de ellos y de quienes entrenan a una masa de veterinarios. Los colegios profesionales son un puente de acción y en nuestro proyecto incluimos al Consejo Regional de Médicos Veterinarios de Paraná, porque queremos que los tipos sepan lo que se está consumiendo, hay que educarlos y concientizarlos para que hagan las prescripciones como corresponden y, al mismo tiempo, sean capaces de muestrear, porque esto hay que estarlo muestreando en los mataderos todo el tiempo, para tener una vigilancia de epidemiología.”

La vigilancia epidemiológica ¿cae generalmente en el mundo veterinario?
“¡Claro!, porque se sabe que en el mundo quienes realmente saben de epidemiología son los veterinarios que están acostumbrados a trabajar con poblaciones. En general los médicos tienen muy poco entrenamiento en epidemiología. Yo trabajé con gente del Centro de Control de Enfermedades de los Americanos en Pekín y eran todos veterinarios especializados en epidemiología. Cuando venían los casos de la peste aviar, eran ellos los que estaban a cargo en China.”

¿Están reemplazando los antibióticos con remedios naturales como el ajo, por ejemplo?
“Efectivamente. Conozco unos franceses que están trabajando con algas. Ahí viene la innovación”, resalta.

El mensaje de Burchard es sutil, pero claro. La educación es el gran meollo del tema. Es la educación hacia los responsables, que no son otros que los médicos veterinarios y las personas involucradas en los agronegocios.
Que tremenda importancia tienen en todo el mundo la organización del Colegio Médico Veterinario, porque es una organización no gubernamental que debe cumplir la función de liderar acciones que sean capaces de articular conocimiento y gestión regulatoria sobre el buen uso de estos fármacos que están complicando la salud de las personas.