Harry Jürgensen, el Intendente comprometido con una región alicaída

Desde el manejo de la contabilidad hasta las altas esferas de la política chilena ha transitado la trayectoria de este empresario osornino, nacido, criado y formado en el sur del país. En poco menos de media hora de entrevista, sintetiza su manera de ver el actual estado del sector agrícola y lechero que conoce a cabalidad. Sin pelos en la lengua y con un tono paternalista critica pero, a la vez, siembra esperanzas.

Harry Jürgensen Caesar es un reconocido empresario agrícola de la zona de Osorno, que en marzo pasado -a sus 75 años-, asumió el cargo de Intendente de la Región de Los Lagos. Su biografía está marcada por su cercanía al mundo agrícola y su gremialismo. De hecho, al día de su nombramiento, ejercía como Gerente General de la Feria Osorno S. A., empresa donde ha trabajado desde 1964.

Harry Jürgensen, Intendente Región de Los Lagos

De profesión contador, también conoce el mundo agrícola desde la praxis en “Quinquelelfún”, dedicándose en este fundo al rubro de la carne durante medio siglo. Su versatilidad también lo ha llevado ser columnista de varios medios regionales. Con un espíritu social siempre activo, don Harry -como lo nombra todo el mundo-, incursionó en la arena política a inicios de los 80, como militante de Renovación Nacional. Desarrollando un liderazgo importante al interior de ese partido, fue electo diputado de la República para el período 1994-1998.
“Este es un desafío que acepté con gusto y con ganas. Cuando uno tiene una vida recorrida como la que tengo yo, siente que puede hacer cosas por lo demás. La experiencia política, la experiencia productiva y de vida, pueden aportar para mejorar la calidad de vida de otra gente. Pocos pueden sentir la satisfacción de dibujarle una sonrisa a quienes no la tienen”, expresó el Intendente Harry Jürgensen.
Según el jefe regional, este gobierno va ser reconocido como “un gobierno reformador”, respecto al trato de la infancia y a la educación. “Creo que vamos a hacer cosas que se están planificando con resultados positivos para lograr ese ansiado desarrollo integral que significa abordar todos los temas sin sacarle el cuerpo a ninguno.”
A la hora de hablar sobre los temas duros del agro chileno, pareciera que Harry Jürgensen deja de ser autoridad y hablara desde su rol de ciudadano, haciendo críticas a cómo el Estado ha manejado distintas acciones y políticas que -más que ayudar- han sido “errores” que lo han hundido más y que, espera, en estos cuatro años se tomen medidas para revertirlos.
Entonces quisimos conocer con cierta profundidad lo que la autoridad regional piensa en los temas que competen a esta publicación y en una relajada conversación, mostró su locuacidad de político y hombre de empresa.
¿Cree que en este cargo regional se pueden tomar medidas sin pasar por el nivel central?
“Independencia total nunca, porque Chile es un país centralizado y descentralizarlo económicamente demoraría unos 20 años. Correspondería a una política de Estado que involucraría, al menos, unos cuatro a cinco gobiernos. Yo me debo al compromiso del programa de gobierno del presidente Piñera, pero gradualmente debemos aplicarlo en nuestra región de acuerdo a nuestras realidades, y preparar a nuestro capital humano para enfrentar no sólo el desarrollo integral sino también una descentralización gradual.”
¿Qué le parece esta guerra de la leche desatada por Watt’s contra Colun?
“Yo creo que los incentivos tributarios o carga tributaria disminuida de las cooperativas, son una ventaja que permiten el desarrollo de éstas. Es más interesante cuando son pequeños productores los dueños que se asocian para tener beneficios colectivos y una escala económica más competitiva, y ese beneficio colectivo se transforma en un beneficio individual. Es un concepto económico distinto el que hay detrás.
Hay que tener presente que esa cooperativa (Colun), compite con las grandes transnacionales que también tienen ventajas competitivas al estar presentes en el mundo entero, y en este mundo globalizado tienen ventajas los que están trabajando para el mundo, comercializando y produciendo leche en función de su participación mundial. Esa ventaja la tienen las transnacionales, qué duda cabe.
Lo segundo, es que si esas industrias operan en países productores de leche con condiciones distintas a las de Chile como es el caso de Nueva Zelanda, con una marcada estacionalidad que obliga a la industria a hacer inversiones mayores para atender los golpes de leche estacionales y eso se transforma en ventaja cuando debiera ser una desventaja. Y la segunda desventaja para ellos sería el flete para traer la leche a Chile. Entonces no se puede entender que en países desarrollados la leche se pague al productor un 40% más que en Chile, y luego llegue más barata acá, salvo que la productividad de esa industria extranjera sea tan alta y por el contrario, sea tan baja en Chile. Y esto no es culpa de los productores chilenos, sino que de la industria. En ese caso, las empresas debieran poner su mirada en mejorar su productividad, antes de criticar las ventajas tributarias de una cooperativa.”

El mercado reguló
Hace un par de años, tras las acusaciones expuestas en los medios sobre la matanza masiva de terneros machos por la nula rentabilidad de su crianza, se anunció un plan ganadero para revertir dicha situación. ¿Qué ha sabido del tema?
“La experiencia en estricto rigor no se hizo. El proyecto que presentamos como Corporación de la Carne era: ´señores del Estado chileno, aplíquenle 100 mil pesos de incentivo a la crianza del ternero lechero, de tal forma que el pequeño productor que cría el ternero y no lo mata, recibe un subsidio de ese monto, equivalente al IVA del novillo terminado, porque el ternero que se salva de morir le va a producir 100 mil pesos al fisco. El Estado al año y medio lo va a recibir de vuelta, generando beneficios colectivos, como la producción de carne del país. Pero no se aplicó. La experiencia que hizo INIA fue una muestra de macetero muy pequeña y no tuvo impacto en la economía.
Finalmente, ese tema se resolvió porque el ternero empezó a tener mejor precio y así fue factible su crianza. Eso no pasaba antes cuando el costo de producción era mayor que el valor de venta. Durante ese período unos 100 mil terneros morían por temporada. Pero cuando el ternero empezó a tener mejor precio, con la apertura al mercado exterior tanto para la carne como del animal en pie, el problema se terminó, lo resolvió el mercado.”
A recuperar el suelo
¿Cómo vislumbra el futuro agrícola de la Región de Los Lagos?
“Estoy convencido que la producción de frutos mayores y menores van a incursionar cada vez más hacia el sur y que será una explotación importante de la región. También estoy seguro que hay vastos sectores de nuestra región que, por las condiciones que tienen, eso no aplica, porque plantar cerezos en la costa o avellanos europeos en cualquier parte no resulta. Entonces siempre existirá una superficie importante de terreno que tiene que ser ganadero en función de leche o de la carne o la combinación de ambas. Las zonas cordilleranas y precordilleranas son más adecuadas para la producción de carne pura.
Ahora, desde el punto de vista comercial, sucede que la inversión en frutales es alta y la rentabilidad de la ganadería es baja, sin embargo, la rentabilidad de la fruta es alta y supera a la ganadería. Por lo tanto, a la ganadería hay que generarle incentivos y, para eso, el Programa de Recuperación de Suelos Degradados, es fundamental. Éste ha disminuido la asignación de recursos, es una debilidad. Está actuando, pero no está impactando. La recuperación de suelos generó frutos en Nueva Zelanda hace 35 años cuando se aplicó un subsidio al fósforo. El tema es que si un campo tiene 5 ppm de fósforo, puede tener media vaca, porque tiene chépica y no empastada. Si tienes 40 ppm de fósforo logras alimentar a 8 vacas en el predio. ¡Esa es la diferencia que hace la competitividad!”, enfatizó enérgicamente.
“Éste es un instrumento probado y aceptado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y acá no lo estamos utilizando bien. Y de verdad que debiéramos subir la aplicación a 10 veces el valor actual en un período de 5 años. Recién entonces veríamos resultados. Porque los campos nuestros del sur, al tener 4 ó 5 pisos en cuanto a la capacidad productiva, van a ser competitivos con cualquier otro del mundo. Eso es lo que no se ha hecho, y debería hacerse como una compensación del impacto negativo del Mercosur que quedó en el protocolo, pero no se aplicó. En eso hay que avanzar, asignándole más recursos al Programa de Recuperación de Suelos Degradados ¡y haciéndolo en serio!
Los pequeños agricultores que tienen empastadas de chépica no pueden tener más de media vaca, con 5, 6 ó 10 hectáreas nunca van a ser competitivos. Hoy, para estar bien en el mercado y generar una rentabilidad aceptable, los productores lecheros deben tener más de 400 vacas. ¡Cómo juntar a los chicos a ese nivel! Es difícil, porque ni aunque hiciéramos centros de acopio, con los costos de administración de éstos, más flete, la heterogeneidad de la calidad de la leche, lo hacen y lo hicieron imposible. En consecuencia, la recuperación de suelo es la apuesta, más riego, ojalá duplicando los valores asignados que mejorarán la capacidad productiva, sobre todo ahora con el cambio climático.

La ley de tipificación de la carne genera una distorsión tan grande en el mercado, que perjudica a los productores chilenos.

Y lo tercero: terminar con la ley de tipificación de la carne, que genera una distorsión tan grande en el mercado que perjudica a los productores chilenos, porque esta no se aplica a la carne extranjera. Entonces, el consumidor cree que está frente a calidades similares y no es así. Hay aquí una desinformación, casi vivo engaño, respecto a la calidad del producto ante el comprador.”
De más a menos
¿Cree que se pueden generar políticas para impulsar la producción de carne y leche “verde”?
“Los productos saludables tienen su nicho de mercado y eso habría que pensarlo también para la carne y para la leche. Naturalmente, la carne de pradera es mucho más saludable que una carne producida con desechos de pollo, de cerdo (guanos). Esa carne saludable tiene nichos, pero en Chile aún no tienen desarrollo. Hay que dejarlos, persistir en ellos, porque los nichos a la larga es lo que tiene que hacer Chile con la carne. ¡Porque la masa ganadera se nos vino abajo!
Yo trabajé 50 años en la carne y nos preocupamos cuando la masa ganadera estaba en 3 millones y medio de cabezas, porque veníamos de tener 4 millones 200 mil. El negocio está malo, porque la rentabilidad es mala, porque se han equivocado con los instrumentos utilizados para favorecer a la ganadería. ¡Hoy tenemos 2 millones y medio de cabezas! La única forma de reflotar la masa ganadera es mejorar la rentabilidad, la competitividad, sino, no funciona. Los neozelandeses no son campeones para producir leche, sino que para producir pasto. Ahí se logra la competitividad. Copiemos ese esquema. Teniendo abundancia de pasto, se necesitan animales para comerlo.”
¿Cuál sería su mensaje al mundo lechero y ganadero?
“Ese mundo y el de todo empresario agrícola, deben buscar sus mejores acciones: mirando, pero también aplicando inversiones en aquellas actividades que son más rentables. Yo creo que de verdad en estos 4 años, lograremos cambiar la agricultura en función de incentivos bien aplicados, vía del riego y la recuperación del suelos, y de terminar con la distorsión de los mercados con la tipificación de la carne. ¡Ese fue un mal instrumento! Porque con esa tipificación no se señala calidad, se determina sexo, edad, pero no calidad. Para hacerlo, se necesitan muchos otros parámetros que aplican en otros países del mundo y esa tipificación no es obligatoria, es nada más que referencial”, señaló el Intendente Harry Jürgensen.